22 hs, el clásico de Stone Roses, “I’m the Resurrection” empieza a sonar, las luces empiezan a jugar entre sí y llega el momento. Yellow Tail, la canción instrumental compuesta por Gem Archer se comienza a escuchar por todo GEBA y la multitud enloquece.
Hello! dice Liam y la gente colapsa, dando comienzo a un setlist un tanto reducido en comparación a sus otras presentaciones, pero lleno de una potencia que sólo estos muchachos pueden traer. Así es que comenzando el tradicional repertorio, empiezan a dar cátedra con su hit Four Letter Word, seguido de canciones poderosas para revolucionar al público que tanto esperó la vuelta del menor de los Gallagher a la Argentina. Beatles & Stones, Millionaire y Three Ring Circus siguieron en el setlist programado para esa mágica noche. Glorioso y agresivo comienzo para Beady Eye.
Liam Gallagher mirando fijo al público que tanto esperó por él.
Entre canción y canción la gente no paraba de cantar “Olé, olé, olé olé… Liam, Liam” y el mágico frontman no tardó en responder: “You sound beatiful”. Dedicatorias a la gente del vip, y la los que estaban más atrás, en el campo común, agarrados de las vallas y soportando el peso de unas 40.000 personas a sus espaldas (así estaba quien les habla). Además, un agradecimiento por el desempeño de Sergio Agüero en el Manchester City, el club de sus amores, fueron algunas de las interacciones que tuvo con el público mad fer it.
Llegado el momento de que empiece el tema más conocido de la banda, The Roller, todo GEBA se unió para cantar ese ¿himno? de Beady Eye. Toda la gente cantando sin parar a la par de Liam Gallagher, desde el campo común se sentía una perfecta simetría entre el canto de la multitud y su adorado frontman. Posteriormente siguieron con el, en un principio criticado, Bring The Light, que derivó en un pogo constante durante el transcurso de ese tema. Esos teclados de los 70 que están también presentes en Beatles & Stones marcan la diferencia.
Sin respiro, aparece Standing On The Edge Of The Noise, y el público comienza a entender que eso que está ahí ya no es Oasis, aunque se parezca. Ellos son Beady Eye y vinieron para quedarse y traer ese rock crudo que es muy difícil encontrar hoy.
El momento de tranquilidad llega, el tiempo emotivo de la noche en el que muchos fanáticos lloraron (otra vez tomo el atrevimiento de incluirme) al escuchar “Kill For A Dream” gran balada compuesta por Andy Bell y una de las joyas de su disco “Different Gear Still Speeding”, a la que Liam la presentó como una “beautiful song”. Así siguió después, con el último single lanzado por la banda, The Beat Goes On. El público estalla al corear la frase “And it’s no the end of the world, oh no, it’s no even the end of the day” y otra vez, ojos humedecidos y sonrisas producto del nerviosismo de escuchar a una banda que vale toda la pena del mundo.
Año de descanso y de vuelta a trabajar de un nuevo disco. Pasarán de nuevo por el país?
Terminado el momento de las baladas, aparece una demoledora canción: “Man Of Misery”, dedicada por Liam a aquellos en el público que vestían su marca de ropa, Pretty Green. El 80% de las personas que estaban alrededor de quien escribe este artículo ya estaban exhaustas, pero no importó, siguieron cantando, saltando, gritando, arengando para que se disfrute al máximo de un Liam que la descocía, de un Chris Sharrock que tiene una batería irrompible, de un Gem que es el carisma en persona lanzándole guiños a las mujeres de la valla, de un Andy serio pero con un gran desempeño en Four Letter Word y Kill For A Dream, y una excelente performance y gran solidez de Jeff Wooton en el bajo y Matt Jones en los teclados.
Ya quedaba poco, iban alrededor de 40 minutos de show y en el escenario principal ya se estaba preparando todo para que The Strokes toque a eso de las 23 hs. Ojo, todavía no estaba todo terminado, quedaban tres canciones. The Morning Son y Wigwam demostraron la sorprendente mejoría de Liam en la voz. Entre el mismo público era común escuchar comentarios como “Está cantando muy bien”, “La está rompiendo” o “Liam no es más grande porque no tiene tiempo”.
El cierre habitual con “Sons Of The Stage”, clásico de World Of Twist y el público argentino dando explicaciones de por qué es el mejor público del mundo una vez más, disfrutando de ese hit psicodélico que anunciaba el final de una gran presentación, pero brindando la seguridad de que Liam y los suyos, están de vuelta.
Con la bandera argentina calzada a sus espaldas, Liam Gallagher trajo algo de calma al suelo argentino, después de la incertidumbre que le generó al fanático la ruptura de Oasis en el 2009 y la expectativa que se depositaba ante su nuevo proyecto. Como dice el gran luchador Gustavo Cerati en su canción “Puente”: Gracias por venir.
Kill For A Dream, momento emotivo en GEBA:
